Hacia
la alborada
de
congojas
van
los pasos punto a punto.
Al
corazón exacto van
para
llenar de hijos y de arrugas
la
flor mía.
Aquí
estalla el látigo gran yegua de eclipse
y
no el anecdotario
de
los partes de matrimonio y su vals antiguo.
Aquí
no hay infamias
si
no el relincho de la doctrina del sexo y su ternura.