Tengo toda la noche en las venas – Paul Eluard

1 Perspectiva en verde


Si yo pudiera
sin cóndor por ti encendido
lanzar ,
a tu columna vertebral
torcida de terribles manzanas,
todas las monturas
si yo pudiera
y en los prados te pastaran los potros.


2 Miedo


No muerdo la sal
de tus briosas que no.

Si pudiera amarte
bramando al viento
¿en qué Canto del Macho Anciano aullará mi voz?
Que no muerdo la sal
Que no
Que no voy ni transcurro.

3 Así lo dejo escrito.


Hay demasiado
puro asombro.
Hay no sé por qué
artefactos, retornos
obsceno huracán de larvas que soy
si tu silueta huelo
en tempestad de lobos.

4 Repentina campánula temblando,



Al fondo del pozo
tan al fondo de las bocas
del corazón mundial de este cadalso
al fondo mismo
de una pálida de interminables ojos
arde ronca temblando contra las puertas
y son míos los portazos.

5 Prometida






























De tantos años que viajo rutinario
sé que asoma un traje de novios
una argolla de viejos muy difuntos
precisamente R E D O N D A
cuando se negocia una vida sin problemas.

6 Destino conocido


Lo sé.
Llegaré hasta el cielo en este rascacielos.
Así como partí de lo hondo del cimiento. Solo.

7 Yo no voy a decirte que soy un hombre puro.


De esta multitud
Donde cruzan los bribones y las viejas.
De la bandada
yo no soy patrono
ni soy ese diverso.

8 Inspiración





























Tomo de ti, olores.
Para ti yo obligo.
Como las siemprevivas
no tendrás olor
y serán también perpetuas las heridas.

9 Todo era cortés, cordial, fatal.


Estaba todo rutinariamente perfecto

Tus ojos viborean
al hombre con sus muertos.

10 Usted


Usted:
con pechos de señorita rica y muy linda
¿Tiene los pies puestos en la tierra,
o pone sus manos en el fuego del volcán?

Usted:
con dientes, nariz y caderas de hembra lista,
¿Razona el patrimonio de sus días
o se la juega por la vida?
¿Usted,
lo haría?

11 Dudando dudando


Las llaves de la casa se me  olvidan
y se abren nubarrones de otros cielos que yo nombro.
No se puede amar sin cicatrices
ni  permanecer intacto
de pie bajo la lluvia soportando goterones

12 Verla partir y ya sin ojos seguir viéndola
















Te sigo
descabalado en el cielo.
Mi frente es amplia ruta y testigo
de lo que sigo, sediento
descabellado en esa ruta.
Mis ojos son  breves en la  noche que te llueve.
y muerde
Te sigo.

El viento que acontece es el testigo.

13 Arqueo

Por ejemplo.
Por un decir.
¿En qué vacío persistirás después de todo?

14 Implosión


Me temes y sólo a mí me tienes.
Te vas 
y mi corazón detienes.
Y que la luz
se nos disipe.

15 Negruras


Lo oscuro en ti,
es puro asfalto.
Lo oscuro en ti es una carcajada que devora el pecho
Lo oscuro en ti  es el círculo y su anillo
Lo oscuro es el nonato
Lo oscuro en ti, no soy yo.

16 Fotografía




Te digo todo:
Tengo una casa llena de sombreros y cornetas
Y  tengo una mujer.
mi patio con estatuas
y la antena receptora.
Tengo mi casa llena de peces y tortugas;
tres hijos, tres perras y una nana.
También hago mermelada de damasco y hago pan.
Se me cae el pelo de viejo y de vergüenza
pero no los sueños, los sueños no.

17 Lo sé


Cómo llamarlo.

Pero el viento ondea.
Entre largos ojos me aclamas

Simultáneamente

disimulamos.

18 Allí estás y sin mirar























Se quema el semental desnudo
si canta la noche en los graneros.
Mientras del pelo inmenso gotea una diosa.

19 Decisiones


Hacia la alborada
de congojas
van los pasos punto a punto.
Al corazón exacto van
para llenar de hijos y de arrugas
la flor mía.

Aquí estalla el látigo gran yegua de eclipse
y no el anecdotario
de los partes de matrimonio y su vals antiguo.

Aquí no hay infamias
si no el relincho de la doctrina del sexo y su ternura.

20 Agua Pura


Es una aurora mi lengua.
La tuya 
fruta desnuda.

Con su caliente impunidad
me acogerá.
La mía sigue sabores de sal.
Un puñal al corazón la tuya,

21 Enojo


Palpítale el labio
a la llena de trenzas.
Le brotan chispas
y mece la deidad desnuda
su perfumada ira 

22 Utopía


Detén este último dragón
con cabello rojo y de león.
Detén su acantilado pecho.
Detén este último dragón solemne
Si es que puedes.

23 Candor



En comunión,
sin creernos el uno al otro,
plasmados en separadas risas,
los fugaces gestos de ternura y desconfianza.
Flota, en el tiempo nuestro y breve 
esta urgente hostia.

24 Amasando una estrella


Hombre y mujer fluyen juntos
como brisas bajo el agua
como tigres de puros dientes.
Somos con fundamentales miedos, uno.

25 Festivo y gracioso




Tú, señora mía y flaca
me unges.
Me quemaré en el fuego
Espero no acabar completamente aniquilado
Lo digo con esmero.
Insisto. No fui yo.
Para dejar las cosas claras
Fuiste tú  

y tus hilachas flacas
la que al hilván de tus pucheros
qué mal me hicieron.

26 y 27 años


Hubo un viejo cantante
Si mal no recuerdo. Si no apuramos.
Tenía una canción de amor.

Pero después de tantos años sé
que sólo importan
el queso y el jerez.

...

¿Qué pasa por tu cabeza?
Pájaros, anfibios, gusanos.
que vuelan por mis ventanas
Pasa el tren a los 27, querida
Y las ocasiones pasan
Pasa la vida a los 40 mi viejo
Pasa parece, agua bajo el puente
Demasiada como para hacerse el sordo
Demasiadas cuerdas para un mismo trompo
Demasiadas ansias a los 27
Mucho pan comido a los cuarenta.

28 Bajando por calle Huérfanos


Suena el carillón de La Merced
y alas de palomas silban en el aire quieto de la plaza.
Taladran a tu paso las campanadas.

El cañonazo estalla a las doce
y a tus doce pasos los vibratos.

Tu voz toca su flauta
de pífanos y timbales que trepanan el aire.

De las cornisas
los hombres te cantan a coro
y de altos edificios braman sus tenores.

El rumor de tus pasos
suena a insectos bulliciosos y a microbios.


Al bramido inmaculado de sinfónicos motores
toda la ciudad te escucha
y en un vacío sordo a ti
está el cornudo que te ama.



29 Juntos en el puente gótico


En el puente de olores
entre escarpados muslos tuyos
la sola punta de un dedo ungido
como un dragón hinchado en sexo
permanece  en la comisura y  tu perfume
ávido de nimbos y helipuertos.

30 y 31 Están hechos de noche, de mordeduras, de besos, de insomnio, de veneno, de éxtasis y odios

Oler y beberte del talón a las rodillas,
de las rodillas al pubis de los tentáculos,
del pubis al corazón maldito
aunque el tic-tac me trague,
aunque el sol me ciegue
me transfigure la noche en drácula
en pene lobo en momia el alma.
Tengo que amarte lleno de líquidos
con odio, con sal. Contigo he de volar
sobre tu casa sobre la plaza sobre el desván
sobre los puentes sobre la urgencia
sobre ti pleno de ira
En el muelle, en los gaviones
en ese faro al fin de la vía,
con blasones y con viajeros,
con furor prudente y en esa esquina
antes que nada, del plenilunio
antes del gusto y del placer vehemente
Entre los buses, en cada patio del vecindario
en hospitales y en cementerios, en cada diente
en cada torre, en la jugada,
en ajedrez ,corre el anillo
tablero chino;  tengo que amarte,
bajo las nubes, bajo el sudario.

Bajo tus ancas,
junto a tu oído, he de escucharte tieso,
he de intentarlo todo;
sensato en cada prisa,
urgente en cada cosa
y sabio casi perfecto.
Y he de olvidarte
al lado inerte de tu moral
al lado ofidio de tu barriga
al lado sur de tu risotada
al lado triste de tu paloma
al lado bajo de tus sentidos
al lado oscuro del corazón
He de olvidarte yo.
Primero yo.

En el aire de la noche como dice la canción
En el vaho de Dios pero en inglés
En la humedad de las calles a vapor del siglo pasado
En la bruma de las tardes sin pan
En el quiosco de la plaza de la independencia de la patria total
En el discurso de la república eufórica
En el talón impar que olvidaste en la alcoba del crimen
En el cocorococó de los coitos y orgasmos
En lo etéreo de los cielos que están investigando los peritos
En lo aéreo de mis huesos de ave pilucha y mi origen volcánico
En el ancla sacramental de alguna tesis sobre tsunamis
En la nube de este día implacable  del Perpetuo Socorro
En el derrotero del tótem y su élite vegetal, la selva
En el ebrio nocturno del vino permeable
En el duro balazo de luna donde pediste perdón
En el mayúsculo  absurdo de tu sexo minúsculo
En la velocidad de la lluvia que ha sido controlada por radar
En viento azul a mi pecho y mis tetas y  huecos
En la brisa sutil de tu sublime dedo sin uña
En el poco dinero que padeces y la erudición que mitigas
En el vértigo de las olas más  grandes que la cresta
Y en todo lo que hice por ti
En el gas perfecto de estos versos malignos que me atoran
En lo efímero de mis suspiros felinos
En lo remolino del narcótico y su desierto
En el humo del automóvil artero donde mentí
por otros amores que nunca supiste
En el aire que traficó bajo todos los barcos, todos los pájaros
En mis senos
que es donde se acorta el aire común y corriente
y donde siempre babeas
En las turbinas del primer avión que con mis muslos cogí
En las plumas del cóndor lila también
En lo más alto del aire donde navegan las hembras mejor
En el beso del ángel y en el beso francés
En el blanco pañuelo del adiós, mi amor.
Vuelo entera y campante
Vuelo sola y sin ti.
Adiós.
Aquí te dejo.

Y si quieres me olvidas primero.
Este es mi poema final.

32 Sin Gloria ni Honor


Lo dicho.
No hace honor.
No hace honor el cielo.
No hay victoria
No hay vacío más pleno.

Si tú supieras.

33. CAMILE







































La liturgia del amor que yo practico
es un método
que cohesiona mi lógica y mi libido.
Automatizo lo que de mí tocas;
el aroma, las ondulaciones
para en definitiva saberte
y en eso no transo,
Para ser exacto
no apelo a ningún sentido
excepto el tacto.

Es mi táctica mirar fijo
no suponer tus funciones
y adivinar que enmudeces
a nada sabes y que no hueles.

Es un rito palpar los nudos,
un músculo;
saber de la tráquea
del cráneo pulcro
comulgar el deseo en tus vértebras,
tocar entre ellas el orden
ciego y sordo,
en equilibrio; flexibles a mí
y analizar la simetría de tus huesos.

Mi sentido matemático proviene del asombro.
Está allí, en ti,
el dominio de la sustancia pura
donde lo mejor es mi tacto.


Y mi piel de tarde,
que es una cinta de extensión
mi órgano sexual más grande,
requiere saber el concepto inequívoco
de tu existencia en tiempo y energía
de tus órganos asociados en combinación precisa
a mi organismo.

De ti

Soy el erudito.

34 EL VIENTRE DE UN ARQUITECTO












Te recomiendo esta película.
Se llama “El vientre de un arquitecto”
Dice así:

a)
Camino bajo los pórticos
y pienso en Lidia.
Tengo una cita con una dama,
No como carne, apenas fruta.
Orino en el baño del cine.
Dejo pasar el tiempo.
Voy a la dama en el piso tercero.
Me detengo en el buzón y no fumo.
Llevo mi carpeta con dibujos de escalas,
cornucopias, desnudos.
Una niña en la escala me da su manzana.
Se toma el tiempo mi dama.
Llego a la puerta finamente labrada
y sorprendo una cópula.
Creo que no vendrá mi dama.

Al mármol
se han caído los planos
el compás y las ganas

b)
- Me interesan los estómagos.
Es una zona erótica en las estatuas.
Me dice.

No me avergüenzo al contemplar mi panza.
- Me interesan las orejas.
  Es una zona erótica en mí.
Le digo, simulando una queja.

- Te pareces a Van Gogh.
Susurra y clava su lengua en mi pecho,
Me monta junto al muslo Bramante.
Lo bueno para el cornudo
es bueno para el amante.

c)
Era escultora.
Restauraba narices.
Amaba mi abdomen y mi larga sombra desnuda
 sobre las tablas calientes.
Yo
no puedo recordar qué amé de ella.

d)
En el sofá meditaba:
- Todo obelisco es un tótem, el tributo al pene.
  ¿Y si Jesús hubiera muerto de cáncer?

Les explico; ella moría.
Chorreaba la fuente de Trevi sus aguas
y yo la aclamaba
como si las campanas del mundo volaran.

- Me crece ya el pelo de la nariz,
  No puedo perder el tiempo jugando ajedrez.
  Me viene la vejez.  Le dije y me fui.

Supe de su muerte dos años después
y no me conmovió.
Los arcos de triunfo, sí me conmueven
Se parecen a una cerradura
el tótem de la vagina.
Son mis recuerdos 
de obeliscos y arcadas.

35 Epifanía


Escribir Gracias
Canto de mí, las flores del mal y Cosmogonía,
los versos de mi padre en su libreta de anillos.
Escribir mío  y mis provincias
en la república de mis orillas
considerando que la distancia es justa hasta tu esquina
considerando el ancho regular de las calles
y la fluidez espectacular del tráfico.

Considerando el testamento
del cielo donde no para de llover,
la luz de neón tu piel
o el rouge, que es todo tu color.

Escribir riendo de ti princesa
corazoncito de olor canela.
Escribir a oscuras
entre mi almohada y señora.
Escribir por dentro creciendo.
Escribir por ti,  por si  la distancia merma
y el sueño vuela
y tesoro por luna
corazoncito de olor canela.

Para eso escribo;
para el desierto y mi dignidad,
para ser fiel y fiero escribo.
Porque, tesoro, corazoncito
ya no sueño
si no lunas tuyas al revés.